2 de diciembre de 2008

MEJOR MAÑA QUE FUERZA....

Dick Fosbury llegó al máximo escenario deportivo y su forma de brincar lo llevó a la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 1968. Unos cuantos años más tarde, pues el Fosbury Flop, como lo bautizó un periodista, era motivo de dudas y escepticismo, envió a la sala prehistórica del Museo del Atletismo la técnica del rodillo ventral con la que triunfaron y se hicieron leyendas Brumel, Ni Chi Chin, Charles Dumas, John Thomas.
El Saltapatrás causaba expectación, hilaridad y admiración. Dick Fosbury, de 21 años de edad, con su técnica revolucionaria, voló por encima de los 2.24 metros en la tercera oportunidad, y una atronadora ovación estalló en el estadio. El récord mundial de Válery Brumel, 2.28 metros, resistió el empuje de la modernidad y la historia.
Brumel corría paralelo al liston. La fuerza horizontal la transformaba en fuerza ascensional. Se apoyaba en su pie izquierdo y elevaba la pierna derecha, su tronco giraba horizontal sobre la varilla como lo puede hacer la mano sobre los nudillos.
Fosbury atacaba el listón de frente. Hacía una curva en el sentido de las manecillas del reloj como si recorriese de abajo hacia arriba la parte superior del signo inicial de interrogación y al desprenderse del piso giraba su cuerpo, y entraba de espaldas a la varilla, jalaba sus pies y caía de cabeza.
La primera percepción era que había muchísimo riesgo. Después se descubrió algo de lo más importante. Los saltadores con el ventral desarrollaban una velocidad máxima de 6 a 7.5 metros en un segundo. Con el Fosbury los saltadores podían correr a nueve metros en un segundo. Ahí estaba la explicación del maravilloso secreto.
Fosbury dejó a Newton, fuerza es igual a masa por aceleración, se retiró del salto y abrazó a Euclides de Alejandría, pues se dedicó al estudio de la geometría. Inventó una técnica que lleva su nombre.

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