7 de abril de 2009

1/2 Maraton de Madrid (2009)

Ni uno, ni dos, ni tres [...] sino más de nueve mil.

El domingo volvió a sonar pronto el despertador y con las legañas en los ojos me dirigí a la cocina para hacer copio de calorías (por temor a la pájara). Más tarde salí de casa para ir al encuentro de Ernesto, pues teníamos dos bajas por motivos dispares.
Observé algo sorprendente, más gente de lo habitual a esas horas, y por decirlo de alguna forma con aparejos, e indumentaria distintas, pero con rostros igual de concentrados e ilusionados. Incluso quizá para algunos también sea anual. Y es que cada uno hace penitencia a su manera, e intervine en procesiones distintas e igual de coloridas.

Llegando a la estatua del “Ángel caído” observo la dichosa cuesta de la cual ya me advertido Ernesto con antelación, allí me esperaba éste acompañado de su compañero Óscar y su mujer, Después de las presentaciones, tocan las típicas preguntas de rigor: ¿Cómo estás tío?, después de mi respuestas dubitativas a Ernesto le veo ilusionado y concienzudo en sus respuestas, algo que motiva para aquellos que lo conocemos.
Después de la recogida del chip, y despojarnos de ropa nos fuimos a la zona de calentamiento, y más tarde nos colocamos junto a los globitos de tiempos 1:40-1:45 (los cuales vería por primera y última vez, llegando a pensar durante la carrera si había sido un espejismo), nuestra idea inicial era salir reservón durante la primera parte para forzar el ritmo pasada Plaza de Castilla.
El frío inicial desapareció al agruparnos todos los minutos previos al pistoletazo, al sonar éste todos nos convertimos en costaleros, cada uno portaría –a su forma– su dolor y su penitencia a lo largo de los próximos 21km. Poquito a poco empezamos a coger ritmo y hacernos hueco, Ernesto nos busca constantemente para hacernos señales. La primera estampa espectacular la retengo de la calle Príncipe de Vergara, donde se puede ver la cuesta repleta de gente cubriendo toda la calle con multitud de colores y donde la gente aún sonríe. Al llegar a la calle Juan Bravo, el sol empieza a darnos en la cara y empieza a sobrar la camiseta de algodón que llevaba, y en el descuido al despojarme de ella pierdo a Ernesto y con la vista llevo a pocos metros a Óscar al cual no pude seguir al tomar la calle Santa Engracia. Por delante quedaban más de 15km y con la única compañía de mi cabeza y sus alocadas expectativas y desoladoras recomendaciones.


Pasados los primeros 10km, el tiempo es 2 minutos mejor de lo que me había marcado, y espero girar la Avda. Pío XII, para cambiar el ritmo y dejarme llevar hasta el 19km. Pero las cosas no son como uno quiere, los constantes toboganes no me dejan mantener un ritmo constante y rápido como yo tenia pensado. Al llegar a Menéndez Pelayo y no sé si por la tendencia hacia abajo de la calle o el publico que animaba sin parar, realizo mis mejores ritmos (pero las piernas en el 18km las noto muy cansadas), y es cuando me encuentro con la cuesta del Paseo del Duque Fernán Núñez empalmando con la del "Ángel caído". En esta parte ni el publico te hace volar, todo sucede a cámara lenta, pasas a gente y te pasan despacio, todos los gestos son pausados. Corono la cuesta soltamos nuestra cruz, animados por el bullicio y la algarabia de la gente hace que recuperes el animo hasta la meta, donde incluso los corredores nos animamos unos a otros para cruzar "el Paso" por nuestro Pórtico.
Después del avituallamiento busco a Ernesto en el punto de reunión y le veo con una sonrisa enorme, intenta controlar su euforia pero el marcón realizado no se lo permite y me llena de satisfacción comprobar su alegría. Después todos juntos y reagrupados nos vamos a tomar cebada y comentar la jugada.
Bonito día para compartirlo con amigos, prueba dura y exigente, de la cual saco ciertas conclusiones personales, que me harán cambiar de planes y de rutina durante el próximo mes, el tiempo que queda para Albacete.

Tiempos ofiaciales:
1.671 VICENCIO LARENA, ERNESTO 1:37:07
2.754 MONTALBAN BELLOSO, PABLO 1:43:04

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